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Amor a segunda vista

Los audífonos se han vuelto mis amigos confidentes, salir sin ellos de casa significa que en algún punto mi día se tornará aburrido porque sin ellos no podré disfrutar de mis canciones preferidas, la música se ha vuelto parte fundamental de mi día a día, sin ella en mis diferentes quehaceres, simplemente me hace falta algo importante. Por lo tanto, canciones van y vienen en mi vida, unas logran atraparme unos días, otras meses y muy pocas se han quedado en mis favoritas por mucho tiempo.

Es el caso de la canción “Window” del cantante coreano G-dragon, que escuché por primera vez en el álbum Coup D’etat; las canciones del álbum me gustaron y en específico esa canción, porque era diferente a lo que él está acostumbrado a cantar, ya que es rapero, la melodía era el tipo de canciones que suelo poner en mis favoritas aún sin saber que era lo que decía la letra (inserto link con el que escuche por primera vez la canción[1]). La escuché varias veces durante unas semanas pero después la dejé olvidada por diferentes circunstancias; una de ellas, fue que la canción era muy reciente y la traducción iba a tardar en salir. Pasaron algunos meses y un día en recomendaciones de YouTube me apareció el vídeo de una presentación en vivo del cantante y la canción ya tenía subtítulos, así que decidí ver el vídeo y por fin descubrí de qué hablaba la canción. Antes de saber la letra yo podía intuir de que iba más o menos, supuse que hablaba cosas tristes porque la canción me hacía sentir triste cuando la escuchaba.

Cuando comencé a leer la letra me quedé totalmente sorprendida, combinar la letra con la música me hacía sentir realmente triste pero era un sentimiento placentero, me gustaba sentirme triste, conforme la canción avanzaba yo iba imaginando lo que la letra decía, me sentía como en un sueño, y cuando terminó la canción tardé unos segundos en reincorporarme en la realidad. Tal como sucede en la teoría del ilusionismo, esta nos dice que las experiencias estéticas se forman en un mundo de ilusiones, imaginación, apariencias y que se abandona el mundo de la realidad.

Lange pensaba que en la actitud estética la mente oscila entre la ilusión y un estado de conciencia de la ilusión. "Somos momentáneamente conscientes de una ilusión, sin embargo caemos en ella de nuevo." (Das Wesen der Kunst, 1907)


Después de esa ocasión, volver a escuchar la melodía me hacía recordar la letra y el placer volvía, incluso se incrementaba si la escuchaba varias veces seguidas. Hubo varios días en que estuve totalmente traumada con la letra de la canción y reproducía una y otra vez el vídeo[2]. Conforme me aprendía la letra recuerdos de mi pasado me inundaban la cabeza y después de una semana ya era capaz de imitar la tonada de la canción sin tener que volver a escucharla.

Mi experiencia estética va muy ligada con lo que Schopenhauer dice en la teoría de la contemplación, ya que, a pesar que mi experiencia estética es a través del oído se complementa con la vista al leer la letra de la canción, la combinación de ambos me hace sentirme como en un intermedio de la realidad, porque mientras avanza la canción olvido por segundo lo que estoy haciendo o lo que voy a hacer y tengo que tomarme unos minutos para retomar mi realidad.


La experiencia estética es simplemente contemplación. Un hombre experimenta esta sensación cuando asume la actitud de espectador, cuando abandona la actitud normal, práctica hacia las cosas, dejando de pensar en su origen y propósito, concentrándose solamente en lo que tiene ante él. Deja de pensar de un modo abstracto y somete los poderes de la mente a la percepción de los objetos, sumergiéndose en ellos, situando en su conciencia lo que percibe. (Schopenhauer,1818)


Ya han pasado algunos meses de esto y sigo teniendo esta experiencia estética cada vez que escucho la canción. En ocasiones me ha pasado que puedo reproducirla una y otra vez y pierdo la noción del tiempo, un día estuve viendo el vídeo durante 30 minutos y sentí como si solo hubieran pasado 10.

A veces, mientras voy en el transporte público y escucho esa canción llego a un momento de relajación tan agradable que si mi día estuvo pésimo, logra menguar la tristeza. Es muy curioso, porque la canción me produce tristeza que es placentera, por lo que combatir con tristeza con los triste que me hace sentir la canción me hace sentir mejor.

Cuando me ocurrió esto no sabía que lo que me estaba experimentado era una experiencia estética y ahora lo veo desde otra perspectiva. Mientras escribía este ensayo escuche la canción varias veces pero la sensación que me transmitía hace unos días ya no es la misma. Mi experiencia estética con esta melodía se ha acabado.


[1] https://www.youtube.com/watch?v=M9BEqf93gkQ&t=2330s

[2] https://www.youtube.com/watch?v=EDU1OEPilyE&index=21&list=PL_TOR5xcr9xfiWLJo4ffQc2Eb3nOjsANJ

Vídeo con letra

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