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"As times goes by" Las cosas fundamentales suceden mientras pasa el tiempo

"As times goes by" pieza compuesta por Herman Hupfeld en 1931 para una obra de Broadway. Sin embargo, el interés de mencionar dicha canción surge en una película clásica del cine de Hollywood: Casablanca (1942) y más concretamente, el papel que desempeña en una de las escenas icónicas de este film.

El comienzo de una hermosa amistad

Un reciente amigo que había hecho en la facultad me recomendó un cuento de uno de sus escritores favoritos: Rafael Antúnez. El relato en cuestión se titula "Mentía usted mejor en París" y desde allí se ven los guiños hacia Casablanca. Referencias que yo no comprendí puesto que no conocía esa película. El relato me pareció interesante, pero, por supuesto le faltaban piezas.

Mi contacto con el cine no ha sido especialmente cuidadoso o refinado y al buscar reseñas sobre Casablanca, no pude evitar sentirme un poco intimidada. Era una película que exigía respeto y un conocimiento que yo no tenía, lo que me hizo creer que sería incapaz de comprender lo que Michael Curtiz, el director de la película, había querido expresar, pues como menciona Plazaola citando a Philippe Minguet “Contemplar es leer la obra de arte siempre como conteniendo más de lo que el artista ha puesto en ella. El artista pone lo que es de él y la contemplación añade lo que es de los otros.” (Plazaola, 2007, p.298).

A pesar de mis temores Casablanca supo cautivarme desde el comienzo. De repente comprendí a lo que se refería el maestro de experiencia estética cuando hablaba sobre la teoría de Aristóteles al respecto de asumir la actitud de “espectador”, de la cual solo referiré los primeros dos puntos y no porque los otros carezcan de importancia, sino para evitar caer en disertaciones más extensas:


a) Se trata de un placer intenso de la experiencia de un placer intenso que se deriva de observar o escuchar, un placer tan intenso que puede resultarle al hombre difícil de apartarse de él; b) Esta experiencia produce la suspensión de la voluntad hasta tal punto que se encuentra, por decirlo así «encantado por las sirenas, como desprovisto de su voluntad» (Tatarkiewicz, 2001, p.351)


Me distraigo con facilidad,soy de esas personas que con el menor ruido se giran para saber qué ocurrió, pero en esta ocasión no sucedió esto. La historia, el ambiente, inclusive el que fuese el blanco y negro, me parecía encantador, ya no me preocupaba desconocer sobre cine o cualquier otra circunstancia, ya no estaba en Xalapa sino en una lejana ciudad de Marruecos; como dice Plazaola: “Ante toda belleza, ante las obras de arte, quedamos de pronto aligerados, milagrosamente liberados de nuestras indigencias, de nuestras decepciones, de nuestros apetitos. Quedan superados nuestros descuidos, nuestras fatigas, las mezquindades de la existencia.” (Plazaola, año, p.296).

Cuando dos amantes se comprometen

La película me parecía extraordinaria y creía imposible que pudiera gustarme más, fue entonces que apareció en escena Ingrid Bergman (Ilsa) en el Rick's para exigirle a Dooley Wilson (Sam) que tocase por los viejos tiempos. Sam toca una canción que abrirá las puertas para conocer la historia de amor entre Ilsa y Rick (Humphrey Bogart).

La melodía es melancólica y desgarradora. La voz de Sam resuena en la cabeza de los amantes y a partir de aquí cada vez que se encuentran recordando el pasado, la canción se escucha en el fondo, una versión aún más trágica, instrumental, donde las palabras de Sam ya no son necesarias para evocar el amor. Esta escena es mi favorita de la película, no solo porque soy sentimental y me gustan las historias de amor dramáticas, sino porque puedo ver a personas ajenas sentir algo en torno a una canción, lo que representa una demostración para la gente que cree que el arte no es importante, que no puede influir en nosotros.

Cuando Sam toca , Ilsa mira al vacío, puede ver ante ella las imágenes de una época pasada, las rememora con tristeza, un amor no logrado, sus ojos se llenan de lágrimas, gracias a una canción es capaz de trasladarse en el tiempo, a París. Gracias a una canción puede vivir de nuevo algo doloroso. Por otra parte, Rick sale de su oficina, escucha que Sam está tocando. Se aproxima enojado para a ver el motivo por el que su empleado y amigo le ha desobedecido. “Creí haberte dicho que no tocaras esa canción” dice, se voltea y está la mujer que por mucho tiempo le ha atormentado. Se miran. Los ojos de Ilsa están llenos de lágrimas. Sam deja de tocar, pero el daño ya fue hecho. El pasado ha vuelto “The world will always welcome lovers/ as time goes by” (El mundo siempre dará la bienvenida a los amantes/ a medida que pasa el tiempo) como dice la canción.

Lo anteriormente relatado me hace plantearme la idea del arte como parte esencial de la vida, cosa que aunque suena muy brillante, no es un invento mío, los griegos lo descubrieron antes que yo; en el Renacimiento, con las vanguardias, hasta nuestros días, el arte ha permanecido en el camino del hombre. Es necesaria esta ancla que ayude a recordar momentos vividos, igual que yo con o Ilsa y Rick con una canción que brote del piano de Sam. Que permita a entender la vida.

Cuando terminé de ver la película, la canción seguía en mi cabeza, la escuché tantas veces que a cualquier otra persona le hubiera hartado, pero yo seguía viendo un país exótico como Marruecos, seguía mirando un amor surgido en París, seguía viendo a Ilsa y Rick despidiéndose en un aeropuerto.

Regresé al cuento de Antúnez, ahora tenía un sabor diferente, ahora entendía porque a mi amigo le gustaba tanto. Aquí estaba el arte intercediendo por el arte. Una canción, de una película me estaba ayudando a comprender un cuento, todo se fundía para hacer la vida más bella, y digo bella sin ninguna connotación clásica de belleza ni más nuevo como el “gusto” según Kant. No, digo bella como solo el arte sabe decir, sin palabras y con sentimientos.

Hoy en día, de esta anécdota tiene ya un buen tiempo, cuando me siento triste, enojada o desganada me basta con escuchar a Sam tocando el piano para pensar en que puede que mi existencia no sea la más feliz del mundo, pero siempre podría irme peor, podría perder al amor de mi vida y reencontarla en Casablanca y eso, seguramente, sería mucho peor.


Referencias: Casablanca. Dir. Michael Curtiz. Perf. Humphrey, Bogart, Bergman, Ingrid. Warner Bros, 1942

Plazaola, Juan. “La vivencia estética”. . Bilbao: Publicaciones de la Universidad de Deusto, 2007.

Tatarkiewicz, Wladislaw. Trad. Francisco Rodríguez Martin. Madrid: Editorial Tecnos, 2001

Letra de la canción tomada de:

consultada el 27 de mayo de 2017

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