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Las agujas del compás

Uno nace, tiene nombre, tiene cuna o brazos que lo arrullen, tiene madre, tiene padre, tiene familia; la familia tiene hábitos, formas, rituales, ideas que uno aprende; uno sale al mundo o éste sale a uno y lo avasalla de otros hábitos, formas, rituales e ideas que ignora y no entiende, que lo frustran, y en su escape elige algo para ser feliz. O quizá uno desde el principio nada tiene y entonces puede ser libre. Pero hay quienes teniendo poco o mucho, deciden observar, ver a todos en su plenitud, gritando verborrea proselitista, pacifista, fascista y clasista, y finalmente deciden no elegir nada.

El teórico literario Jonathan Culler en su ensayo "Identidad, identificación y sujeto", enumera algunas formas en las que se forja o nace la identidad del sujeto para cuatro diferentes corrientes de pensamiento. La primera de ellas clama que el yo está presente desde que uno es, y viene del interior (dado-individual); la segunda comparte la idea de un sujeto dado, pero que se complementa con los influjos sociales (dado-social); la tercera corriente presenta un sujeto construido que llega a ser por sus actos (construido-individual); y la última aboga por un sujeto construido que llega a ser por su posición en un entorno social (construido-social).


Sujeto Dado-individual/social

¿Será posible descubrir/encontrar que el yo se forma en más de una de estas hipótesis?, yo pienso que sí. Tomaré como ejemplo a la poetisa neozelandesa Janet Frame en un fragmento del poema Un cuarto, donde escribe:


Tenía muros como estos muros pero manchados de mierda, y luz como este cuarto, pero enjaulada y la puerta, por dentro, no tenía manija. Y todo el día yo oía a los niños gritar de sus bocas blancas y céreas

observar de sus ojos color chapopote que brillaban como carreteras de sueño, vías, autopistas golpeadas por el silencio viajero...


En estos versos, Frame evoca imágenes que el yo poético relaciona con lo que perciben sus sentidos, pero lo hace desde una perspectiva ajena, distante del suceso. Nos damos cuenta de que no hay una identificación del sujeto con el entorno social, pero sí una influencia de éste, pues le generan al yo memorias, aunque no un sentimiento o emoción definidas. También se puede notar un “encarcelamiento” nostálgico en la figura del cuarto en sí, que se nos revela no con paredes sino con muros, precario, triste, posiblemente de una clase social baja que sería acorde con la biografía de la escritora. De ser correcto, podríamos enunciar que el yo aquí está dado, lo dio la familia, la clase social, la raza, la marginalidad; pero este yo se complementa con el reconocimiento de lo social. Algo diferente sucede en su poema Prejuicio, en donde -con un pensamiento más profundo y maduro- muestra una evolución en el tema implícito de la identidad y lo que la conforma, aludiendo quizá un poco al existencialismo:


Alguien lleva mucho tiempo en la tina alguien debe pronto quitar el tapón, desaguar los mares sucios

fregar las marcas que la marea dejó en la costa y con un ingrediente secreto (como la verdad) disolver el pecio de viejos huesos ahogados usados como juguetes para distraer, escapar de océanos jabonosos de ideas ya muy sucias y muy profundas.


Si bien las conclusiones, los métodos y el contexto de Jean Paul Sartre es muy distanciado al de Frame, y relacionarlos podría parecer un absoluto choque de ideas, ¿no puede reconocerse un ejercicio parecido (en este poema) al que hace el filósofo francés cuando dice “uno es lo que hace con lo que los demás hacen de él”? ¿No refiere la poetisa al vapuleo de una sociedad que discrimina y mancha a los marginados cuando dice “los mares sucios” que deben ser desaguados y cuyas marcas deben ser borradas de la costa que es en realidad el yo? Aquí encontramos una búsqueda interior, individual, un sujeto dado y complementado por agentes externos.

Construido-individual/social

La identidad en la poesía de Wislawa Szymborska, con elementos similares, se desenvuelve en otros lares. Comparte con Frame la irreverencia del lenguaje, el vanguardismo, los juegos de palabras y el verso libre, pero su máxima aportación al tema que nos concierne, es el desapego por todo, la negación de uno a partir de lo que le fue asignado, resultado de la inefable situación de vida que se desarrolla en una guerra. En el poema Vietnam, hay un claro y magistral ejemplo del hartazgo bélico que padecía:


Mujer, ¿cómo te llamas? ―No sé

¿Cuándo naciste, de dónde eres? ―No sé

¿Por qué cavaste esta madriguera ―No sé

¿Desde cuándo te escondes? ―No sé

¿Por qué me mordiste el dedo cordial? ―No sé

¿Sabes que no te vamos a hacer nada? ―No sé

¿A favor de quién estás? ―No sé

Estamos en guerra, tienes que elegir ―No sé

¿Existe todavía tu aldea? ―No sé

¿Éstos son tus hijos? ―Sí

Szymborska recapitula que los fusiles, el napalm, los tanques, las torturas, las bombas y el abuso de los soldados estadounidenses hicieron que miles de vietnamitas huyeran entre matorrales y selvas por su vida, asustados de manera perpetua, causando que todo aquello mundano e inútil, fuera descartado de su pensamiento: el nombre ya no importa porque no se es nada, la edad es también irrelevante por la muerte acechante, se cometen acciones ya sin saber por qué mientras ayuden a sobrevivir, se ignora todo lo que ha pasado y pasará, lo único que importa son los hijos que le acompañan, porque es lo único que se posee. En este poema, podemos encontrar un sujeto destruido construido por el entorno y la situación. La descendencia del sujeto conforma lo único por lo que vale vivir, el carácter es individual.

Por otro lado, la construcción del sujeto es mucho menos agresiva en el -muy materialista- poema Agua, en el cual una simple gota se convierte en el mundo entero, pues el agua de todos los mares y ríos, ha sido la misma durante miles de años, mucho antes de que tuvieran nombre. Esta gota, podría haber estado el día anterior al otro lado del mundo, pero ahora mismo está en la mano del yo poético, quien se asombra del descubrimiento y se burla.


Una gota de agua cayó en mi mano, Venida del Ganges y del Nilo

de la escarcha del séptimo cielo en los bigotes de una foca

[...]

Faltan labios para pronunciar tus nombres fugitivos, agua.

Tendría que nombrarte en todas las lenguas pronunciando todas las vocales al mismo tiempo, y tendría que callar al mismo tiempo, por el lago que esperó en vano cualquier nombre

y que no existe en la tierra, como no existe en el cielo la estrella reflejada en él


Al final del poema Szymborska apela a la insensatez, al no sentido de una identidad, y lo hace enfocándose en la gota, en el lago del que viene (que es todos los lagos del mundo) y al reflejo de una estrella (extinta hace millones de años atrás, pero aún brillante por el tiempo que le toma a la luz atravesar toda la galaxia) en la superficie. Este sujeto es del tipo construido-social, y es posible relacionarlo también a la idea del “ciudadano del mundo”.


La invisibilidad de las poetisas

El repertorio de imágenes simbólicas es amplio en las dos escritoras, ningún poema se parece al anterior, salvo por la evolución de una mirada estricta hacia el entorno que las rodea y del cual no se sienten parte voluntariamente. Los temas de Frame no suelen trabajar como un grito de resistencia, como el clamor por despertar a la sociedad obcecada, sino más bien como un diálogo consigo misma. Un diálogo universal con el que es fácil identificarse habiendo conocido la biografía. Szymborska es en cambio, más extrovertida, ejerce una fuerte crítica con su “serenidad”, esa actitud relajada que tiene contra la guerra, el desprecio por otros y el sistema esclavizador. A pesar de estas claras diferencias, las poetisas comparten un mismo sentir a su modo de vivirlo: la sensación de que todo aquello que las destaca, que las constituye y las hace ser lo que son, es invisible para los demás. Para escribir un currículum de Szymborska y Soy invisible de Frame hacen un delicioso contrapunto en el tema, pues lo abordan desde diferentes(?) perspectivas en los siguientes fragmentos:


...Independientemente de la longitud de vida

El currículum debe ser corto

Es obligatoria la concisión y la selección de los hechos Hay que cambiar paisajes por direcciones, y vacilantes recuerdos por fechas inmóviles De todos los amores, basta el nupcial y de los niños sólo los nacidos

Es más importante quién te conoce que a quién conoces tú

[...]

Escribe como si nunca hubieras hablado contigo mismo y te evitaras de lejos...

***

...No más símiles. Soy invisible.

En un mundo poblado por gente de visión binocular después de todo soy parte de la mayoría mientras que tú y yo caminamos con nuestra lunita creciente de visión en nuestra oscuridad personal a través de un mundo en el que las decisiones de ser y no ser se encuentran controladas por la luz asistidas por las lágrimas y el sueño de la desatención o la muerte...


El primer fragmento habla de un ser que debe representarse a sí para ser considerado existente, pero para ello debe hacer a un lado todo aquello que lo retrata como es: sentimientos, recuerdos, amores. Y debe sustituir toda su esencia por las cosas que ha realizado, estudiado y merecido. Encontramos así un sujeto que es visto transversalmente, que no es reconocido sino como un objeto de vidrio. Critica la ceguera del mundo y ofrece una resistencia a estas actitudes mediante el tono desdeñoso. El segundo fragmento contiene un sentir muy similar, pero habla desde el interior del yo con un tono de tristeza. También apela a un sujeto que es visto por todos, pero reconocido por nadie, a menos claro que uno padezca o muera, cosa que traerá a gente que nos desconoce cargadas de flores hipócritas.

Con este muy básico análisis he tratado de encontrar los sentires que agobian (o quizá liberan) a estas dos poetisas. Ambas tratan de retratarse a ellas y a su entorno con una veracidad que toma forma únicamente con el juego subjetivo y la nostalgia/tristeza por ver al otro como alguien con quien es imposible identificarse. Consciente o inconscientemente de que el yo es una entidad variable y en constante transformación, estas mujeres lo han buscado (por separado) de distintas formas, resultando así en un aporte literario gigantesco a la hora de comprendernos a nosotros mismos al leer a quienes también se buscan hasta por debajo de los sueños y neuronas desatadas.


Referencias Bibliográficas:

Jonathan Culler. (2004). Breve introducción a la teoría literaria. España: Crítica.

Janet Frame. (2015). Huesos de Jilguero. Xalapa: Universidad Veracruzana.

Wislawa Szymborska. (2008). Poesía no completa. México: Fondo de Cultura Económica.

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