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Una experiencia estética muy Pop


Mi experiencia estética más reciente suscitó en cuestionamientos sobre lo que es una obra de arte o por qué la música Pop produce un encantamiento en sus oyentes, pues lo que vi el pasado 19 de noviembre de 2016 en la televisión (recién comprada, dado que días anteriores habían atracado mi casa y no tenía televisión sino hasta la fecha mencionada) fue espectacular y me conmovió más allá de lo que duró el performance.

Los AMAs (American Music Awards) se celebran cada año desde 1973. Este evento, que premia a lo mejor de la música de habla inglesa, y que privilegia sobre todo al género Pop, surgió como revelación a los Grammy, porque se rige por la decisión del público, es decir, que son estos quienes votan y nominan y, en consecuencia, eligen al ganador de cada categoría. En 1974, Michel Jackson y Donny Osmond participaron en la primera emisión de la premiación para otorgar el award a la mejor banda de Soul, The Temptations fue el ganador, pero no fue sino hasta 1984 que Jackson participó musicalmente. Hasta hoy es el cantante que más awards ha ganado; 26, entre ellos ganó «Artista del siglo».

Para este ensayo mi interés era comparar alguna presentación de Jackson en los AMA’s con la que presencié, ya que ésta se trata del performance de otro ícono musical del Pop: Justin Bieber, quien se presentó vía satélite, pues su participación fue transmitida en vivo desde Suiza para los AMAs 2016. Sin embargo, decidí tratar sólo el segundo objeto estético aunque lo común sería comentar una obra ya certificada por la critica de arte como obra de artística. Empero, decidí correr el riesgo.

En Introducción a la estética… (2007) se expone: «La música, por ejemplo, es una de las artes mejor estudiadas a este respecto, se nos presenta como un poderoso excitante sensorial» (Plazaola, 2007, p. 284). En efecto, la presentación produjo en mí asombro, como llama el autor citado al sentimiento de goce por la que atraviesa el espectador en la primera fase de la vivencia estética.

Pero, ¿es una obra de arte la música Pop o un performance de este tipo? «Una obra de arte es la reproducción de cosas, la construcción de formas, o la expresión de un tipo de experiencias que deleiten, emocionen o produzcan un choque». (Tatarkiewicz, 2010, p. 67). Según la anterior definición, el performance de Bieber es una obra de arte, pues al experimentar la vivencia estética sin duda se atraviesa por el sentimiento de placer, en este caso relacionado con la motivación de la danza, la iluminación, la energía contagiosa y extasiada del público, etcétera, y, asimismo, con el sentimiento de pena porque infortunadamente: «El gozo intenso, paradisiaco a veces (…) es precario. La efímera fruición estética» (Plazaola, 2007, p. 296). El performance ha sido bello y agradable y no sé si bueno. Todavía los críticos de arte no reconocen el valor objetivo del artista Justin Bieber, quizá se deba a su popularidad internacional y gusto de las masas.

Si bien una experiencia estética es vivida individualmente, sin embargo, es inconcebible que no sea fruto de una cultura social (2007), por tanto, el performance en esas premiaciones «democráticas», que a mi parecer son de lo poco democrático que existe hoy, y estemos de acuerdo o no, esas expresiones artísticas representan la realidad y el ideal de los jóvenes contemporáneos: la espectacularidad. Considero que el montaje del performance persigue producir una experiencia estética en su espectador, sobre todo, y exaltar el sentimiento estético, precisamente a través de la evocación de la realidad sensible, la cual Plazaola describe: «… reclama percepción de lo real (…) me habla de hechos, de cosas reales como yo mismo» (Plazaola, 2007, pp. 306-307). Así, pues, en el video se observan miles de jóvenes exaltados, filmando con sus teléfonos celulares el acontecimiento para guardar en la memoria virtual y colectiva su presencia, compartir con miles de navegantes de la web y recibir likes en sus redes sociales, pero, sobre todo, los identifica el tema de la canción: el amor.

«Let me love you», de DJ Snake, (2016) se compone de cuatro sextetos con rima abrazada aa/bb/aa y un peculiar y contagioso estribillo: «Don’t you give up, / nah-nah-nah / I won’t give up, / nah-nah-nah / Let me love you / Let me love you». Básicamente la canción trata un tópico del arte: una pareja de enamorados en donde el hablante lírico le solicita a un sujeto lírico —ninguno tiene género— que no lo abandone. El yo habla por ambos y describe lo que ha sido la relación de tal manera que el sujeto renuncie a marcharse: «Heaven’s a heartbreak away / Driving the edge of a knife». Por tanto, reconoce el apoyo de la pareja en esos momentos difíciles descritos por los que vale la pena intentarlo de nuevo: «Don’t fall asleep / at the wheel, we’re got a million miles ahead of us» y le exige al final de la estrofa con el estribillo: «Let me love you», redondeando la historia, pues, se trata de una canción de corte narrativo que, sin duda, crea empatía con el auditorio.

La composición musical es elemental, su armonía existe sólo para acentuar la melodía y se resuelve solamente con la voz de Bieber a través del estribillo. Sin embargo, el performance es magnánimo, por supuesto, ante la falta de complejidad de la canción. Entonces se apuesta a buscar el asombro en la imagen, en la idea y el concepto de lo espectacular. Bailarines que acentúan los beats, iluminación que cambia de color y ritmo en concordancia con la letra de la canción y enormes pantallas de plasma que proyectan posiblemente el planeta rojo, de tal manera que el contemplador se imagine en éste.

Apenas aparece Justin Bieber en el escenario y oscurecida la sala, dice al espectador: «I think I got… I think I got my new the other song» y tras los primeros acordes, el público se entrega al espectáculo manifestando su placer mediante gritos, pues reconocen que esa canción les produce placer. A partir de ese momento el público asume una actitud sumisa y se extasía, obedece al objeto estético que presencia, yo, de este lado de la pantalla también tomo una actitud pasiva esperando a que el cantante nos solicite cantar un verso cuando nos ofrezca el micrófono. Ahora vemos cualidades en el objeto estético y nos identificamos con él (2007), por ejemplo, bailamos, reproducimos la danza que presenciamos, balbuceamos la letra de la canción.

El rapto se ha dado, porque ha cumplido con las características de rapto estético que identifica Plazaola: debilitamiento de la realidad práctica, pues al parecernos bello lo que presenciamos, éste opera como hipnosis, y responde al gusto y desinterés una vez que se ha asumido una actitud contemplativa, también hubo una exaltación del sentimiento de vida, porque tuve fascinación por la armonía visual y coreográfica, hay en el performance un ciclo narrativo que culmina con colocar al cantante en el centro del escenario e iluminarlo desde arriba sólo a él, quien a manera de ídolo (que se sabe adorado) levanta los brazos como signo de triunfo y de objeto de contemplación, signo que como espectadores aplaudimos para sellar el final de lo que ha ocurrido y aprobar nuestro placer al contemplarlo. Y, por último, la pérdida del yo. Esta última característica la experimenté un tanto como la describe Schopenhauer —citado por Plazaola— quien atribuye la felicidad del estado estético al enajenamiento del imperio de la voluntad (2007).

Sin duda alguna, en la experiencia estética que presencié, aunque en su momento fue meramente sensitiva, pues esa es la raíz de la misma, no escaparon los juicios intelectivos porque también hay un interés en este proceso emotivo y racional por comprender el fenómeno. La paradoja interés-desinterés de la que habla Plazaola, la experiencia estética colma la sensibilidad, fue un estado de deleite y por ello se convierte en algo deseable, quizá por eso volvemos al objeto estético o vamos en busca de otro que nos colme, en esto hay interés por satisfacer al espíritu.



Referencias:

Plazaola, Juan. (2007). Introducción a la estética. Historia, teoría, textos. Bilbao: Publicaciones de la Universidad de Deusto.

Tatarkiewicz, Wladislaw. (2010). Historia de las ideas. Arte, belleza, forma, cretividad, mímesis experiencia estética. Madrid: Tecnos/Alianza.


Fuentes consultadas:

«Justin Bieber ‘Let me love you’ American Music Awards 2016». Disponible en:

https://www.youtube.com/watch?v=1pPLEQ_8ihk consulta: 4 de dic. de 2016.


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