Columna Vertebral
La columna vertebral con el paso del tiempo se va desgastando a niveles inimaginables. Se hace frágil, duele, se encorva a la par que el cuerpo, pierde su estética.
“Si te doy un madrazo en la espalda, en la nuca, bien dado en la espina dorsal, te puedo matar o dejar muy mal”, dice C. en un momento de euforia, en un arrebato de ira.
¿Por qué la espalda se pone chueca, como mirando al piso? Cuando la espalda del hombre se irguió, fue cuando evolucionó, cuando, según Darwin, éste “se hizo pensante”.
¿Por qué sigo escribiendo sobre la columna vertebral? ¿Qué tiene de importante todo ese rollo que tanto se esmeran en explicar los doctores y todos los estudiosos de la salud? No quiero explicar otra vez lo mismo, solo quiero decir que la maldita espalda es el centro de todo el cuerpo, lo que sostiene la máquina, como los malditos pescados, que con sus columnas sacan fuerzas para mover el cuerpo, sus músculos: todo viene de la espina que no nos comemos.
Bien, como ya va siendo explicado, nuestra espalda adquiere un valor significativo en cuanto a nuestra persona, nuestras emociones y ese rollo del ego. Si le damos la espalda a alguien, posiblemente hable de nosotros, entonces ya no sería algo nuestro, algo propio, sería ajeno.
Entonces la gente se regocijará hablando de nosotros, dirá sandeces, malas palabras, conceptos erróneos de las personas, de los individuos. Habrá malos entendidos. ¿Es algo egocéntrico pensar que las personas hablan de mí? ¿Puedo escribir sin hablar de mí, como por ejemplo sobre la columna vertebral? ¿Es que no quiero sacar mi odio hacia la humanidad por medio de letras? ¿Qué me está pasando? ¿Qué camino llevo? Mis ilusiones se van esfumando conforme mi espalda se va encorvando.
¿Y ahora? ¿Ahora qué? Es claro que no tengo el talento para crear una columna, y que por lo tanto debo tener un alter ego que haga las cosas que yo no quiero, que se folle a las chicas que yo no puede, que nunca tenga miedo, una personalidad formidable que no demuestre flaquezas ni debilidades.
Este es el nacimiento de una nueva era, he creado una nueva personalidad como escritor, un escritor moderno sentado frente a una maldita computadora. ¡AY, AY, AY! ¡Qué miedo! ¿Qué pasará cuando no pueda controlar ese alter ego mundano?
¡No, no y no! La columna vertebral se está quedando muy alejada del texto, he metido a mi persona, he escrito, he mostrado mi espíritu, no puedo desprenderme de la obra. Soy un envidioso.