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La vida en Rosa Mexicano

Este 11 de abril falleció en la Ciudad de México el Veracruzano –y multidisciplinario– Ramón Valdiosera, considerado “El padre del Rosa Mexicano”.

Valdiosera le pidió prestado a México elementos como el huipil y las telas empleadas originalmente por indígenas, y las adaptó a la mujer de los 40s y 50s, época en la que nos vestimos también con un fuerte nacionalismo (recordemos al muralismo con Diego Rivera y Siqueiros, por ejemplo).

Como sabemos, nuestro país tiene una rica iconografía, que no descarta la extensa variedad de trajes típicos. Valdiosera moldeó esta indumentaria tradicional, jugó con ella. Para innovar se debe retomar. Así logró llevar una fracción de nuestro país a capitales de la moda como Nueva York y París.

De esta manera, en su primer desfile, llevado a cabo en el Hotel Waldorf Astoria, en Nueva York, la prensa quedó encantada con el uso lúdico de todos los pigmentos que empleó (y es que maquillamos hasta a la muerte), y se encargaron de nombrar Mexican pink al color más representativo de su colección. Parecía que el color nacía por primera vez, conoció al mundo y el mundo lo conoció. Queda resaltar el importantísimo papel que ha jugado la prensa (los medios de comunicación, en general) en la industria de la moda, pues no sólo se encargaron de nombrar sino también de difundir; fungieron como una suerte de pasaporte con el que el Rosa Mexicano viajó de continente en continente.

Intentar definir al Rosa Mexicano es tan difícil como describir el sentimiento al escuchar Cielito Lindo. Es un color que se siente, con toda su fuerza y pasión, y que reconocemos como propio. Es un color que seguramente sabe dulce, como alguno de nuestros dulces típicos; que, al mismo tiempo, pica, como alguno de nuestros chiles; y que, si fuera una bebida, se tomaría en caballito. Lo dejaré como: #F50087, pensando en un lenguaje universal como lo es el html (¿acaso los colores no son un lenguaje universal?).

El reconocimiento de este color como mexicano ha influenciado a diversos artistas como el arquitecto Luis Barragán, con la conocida Casa Gilardi (1976); incluso podemos recordar tocados, rebozos y collares de Frida Kahlo en los que resalta este particular tono de rosa. Por otro lado, en el mundo de la moda actual, está muy presente en el trabajo de diseñadores como el de Alejandra Quesada.

Finalmente, no puedo ocultar mi felicidad cuando noto el Rosa Mexicano salpicando algún mercado de México o cualquier tienda de Inditex, incluso cuando lo encuentro en la web haciendo referencia a una inspiración mexicana: Je vois la vie en rose, et j'aime ça.

Es increíble cómo un color puede ser parte del núcleo de una identidad nacional. Creo que Ramón Valdiosera nos dejó una lección, en la que debemos reconocer esta identidad, retomarla y adaptarla a las necesidades actuales: innovar.

El Rosa Mexicano es un color con historia que debemos portar con orgullo, pues nos define. Además se lleva muy bien con los días soleados.


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